La sismicidad en el dominio Bético-Balear se concentra principalmente en el extremo suroriental, en la zona norte de las Béticas orientales, donde la sismicidad es principalmente superficial (profundidad < 30 km) y de magnitud moderada, con la ocurrencia de algunos grandes terremotos destructivos. Esta sismicidad se relaciona con los sistemas de fallas activas de cizalla que atraviesan la corteza, predominando los mecanismos focales de tipo desgarre. Por el contrario, la sismicidad en el bloque Balear es muy escasa y dispersa y de baja magnitud (en su mayoría M<4).
No obstante, el archipiélago Balear presenta cierto riesgo de tsunami y sus costas se han visto afectadas por tsunamis generados por terremotos de la costa norte de Argelia. De hecho, en el catálogo del IGN hay constancia de dos tsunamis que han afectado a Baleares. Uno histórico, debido a un terremoto en 1856 de Mw 6,6 que produjo la subida del nivel del mar y daños en el puerto de Mahón y, el más reciente, en 2003, generado por otro terremoto en la costa de Argelia de Mw 6,8, que tardó unos 45-50 min en llegar a las islas de Ibiza y Palma de Mallorca y ocasionó daños materiales en embarcaciones en varios puertos de las islas, siendo la altura máxima de ola registrada de 2 m.
En el sector Balear, las mayores magnitudes estimadas e intensidades máximas históricas registradas han sido M5,4 e intensidad VII por dos terremotos en la isla de Mallorca, uno ocurrido en Selva en 1721 y otro en La Cabaneta en 1851. También cabe señalar varios terremotos sentidos con intensidad máxima de VI, uno en 1660 en Mallorca y otro en 1912 en Ciudadela (Menorca) de magnitud estimada 4,9.
En época instrumental, la sismicidad reciente en el dominio Bético-Balear es escasa, de baja magnitud (M<3), y dispersa, principalmente con epicentro marino en el entorno de las islas de Mallorca e Ibiza y profundidades entre 1-30 km. No obstante, de forma esporádica, también ocurren algunos terremotos de magnitudes entre 3 y 4, siendo 4,3 la magnitud máxima registrada. Las intensidades máximas observadas oscilan en general entre II y III, siendo el valor máximo observado de IV.
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