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Caminos en el siglo XVIII (1760)Caminos en el siglo XVIII (1760)

Caminos en el siglo XVIII (1760)

Tras la Guerra de Sucesión, se elaboró un plan de recuperación de caminos, para poder satisfacer los flujos mercantiles que el comercio y la agricultura demandaban. El plan consistía en el ensanchamiento de antiguas vías, en el empedrado de ciertos tramos, en el aumento de la longitud de la red e, incluso, en la creación de nuevos trazados que acortaran distancias. Así, se conformaron dos tipos de caminos: los de ruedas, beneficiarios de las nuevas obras de infraestructuras realizadas, que facilitaban el traslado a través del uso de carros y carretas y que agilizaban el transporte, proporcionando una mayor velocidad y aumentando el volumen de mercancías transportadas por viaje; y, los caminos de herradura, que conformaban la antigua red y que no permitían un rápido ni eficaz transporte.

La nueva red se conformó, tal y como el rey Carlos III programó, de tipo radial centrada en Madrid, obedeciendo a la política centralizadora de la época. La obra consistía en la comunicación de Madrid con Andalucía, Cataluña, Valencia, Galicia, Burgos y Extremadura; dando lugar a las actuales carreteras nacionales radiales. Las grandes cadenas montañosas que rodeaban la meseta castellana era uno de los principales inconvenientes, con lo que se realizaron importantes obras que mejoraron las relaciones comerciales de Castilla y de las zonas colindantes: se abrió el camino de Guadarrama que salvaba el paso por Somosierra y comunicaba Madrid con Segovia, y se abrieron los caminos entre Santander y Bilbao (los dos principales puertos comerciales del norte) con Burgos a través del "Camino Real de Reinosa" y el "Camino de Orduña" respectivamente.

Excepto estos tramos de Bilbao y Santander o Somosierra, el proyecto centralizador no resultó rentable en su ejecución. El construir primero la red radial, sin financiar la construcción y reparación de las vías secundarias, creó muchos inconvenientes a las regiones interiores y periféricas en la correcta circulación de sus productos y el comercio. De esta forma quedaron zonas, como Galicia o Asturias, bastante incomunicadas entre sí y sin poder establecer relaciones comerciales con regiones contiguas.

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