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España a través de los Mapas
Los transportes y las comunicacionesLos transportes y las comunicaciones

Los transportes y las comunicaciones

Los avances tecnológicos -desarrollados exponencialmente en las últimas décadas- han revolucionado la forma de comunicarse los seres humanos, así como la de transportar personas y mercancías. No obstante, para comprender las características del transporte y de las comunicaciones en España hay que tener en cuenta, previamente, que éstas han estado condicionadas por los rasgos geográficos del territorio, y por una evolución histórica que arranca prácticamente desde la romanización. Así, la Historia explica la dirección de los principales ejes viarios que se consolida en el siglo XVIII, adoptando un carácter radial -con centro en Madrid- y todavía persiste en la actualidad: de ahí parten las principales autovías del estado, y en su entorno están ubicados muchos centros nacionales de comunicaciones y centros logísticos de mercancías.

Pero este modelo radial está cambiando en las últimas décadas, tras la aparición de redes de comunicación transversales, y el fortalecimiento de los sistemas autonómicos. A su vez, este desarrollo de las comunicaciones está muy relacionado con diversos factores: el crecimiento económico, la evolución del sector turístico y, tras la incorporación a la Unión Europea, la necesidad de integrarnos en las redes comunitarias. Como puede observarse en el mapa adjunto, prácticamente la mitad del territorio español cuenta ya con una buena accesibilidad, aunque todavía quedan amplios sectores donde ésta es reducida, ya sea por su accidentada orografía, por su escasa población, o por su nivel económico.

Los sistemas de transporte engloban el conjunto de medios a través de los que se trasladan bienes y personas en el espacio. Entre ellos se diferencian, por una parte, las infraestructuras del transporte y, por otra, los vehículos. Ambos configuran los modos de transporte, que pueden ser a través de canalizaciones, ferrocarril, carretera o, también, aéreos, marítimos y fluviales.

Las infraestructuras del transporte están formadas por los centros logísticos (aeropuertos, estaciones de ferrocarril o de autobús), desde los que se organizan y confluyen los transportes; por las redes de infraestructuras propiamente dichas (vías de tren o autopistas); y finalmente, por diferentes dispositivos (semáforos, señales de tráfico o barreras) que dirigen y hacen más segura la circulación. Por su parte, los vehículos -o medios de transporte- pueden ser de muy diversa índole: coches, trenes, motos, bicicletas, aviones, barcos, etc.

En España, el transporte de mercancías y personas se realiza prioritariamente a través de la red de carreteras; siendo muy significativo, a partir de 1990, el incremento del parque de vehículos, como consecuencia del crecimiento económico y de los cambios en los modos de vida. A todo ello se suma que -en los últimos años- se han realizado importantes inversiones, dirigidas tanto a la mejora de las carreteras existentes, como a la construcción de la red de alta capacidad. Si bien todo ello ha supuesto una notable mejora en el conjunto del Estado, aún existen importantes contrastes entre las distintas provincias.

En contrapartida, el ferrocarril ha quedado relegado a un lugar secundario, reduciéndose el volumen de mercancías transportadas y el número de viajeros.

La red del ferrocarril es mucho menor en extensión a la del resto de países de la Unión Europea, y presenta problemas de funcionalidad. Además, las diferencias en la red, entre unas regiones y otras, dificultan que el ferrocarril se convierta en una alternativa al transporte por carretera. Cabe esperar que en los próximos años, tras el desarrollo de las líneas de alta velocidad, esta situación comience a cambiar.

El tráfico aéreo se ha incrementado enormemente en las últimas décadas. Los principales aeropuertos han sido objeto de importantes inversiones, experimentando un gran crecimiento para adecuar su capacidad la creciente demanda. Por su parte, el transporte marítimo es el más utilizado para el movimiento de mercancías, ya que ofrece una enorme capacidad de carga y resulta muy competitivo. El transporte de viajeros por vía marítima está creciendo en los últimos años, principalmente con fines turísticos; pero es muy dependiente de otros medios complementarios para el traslado de personas y mercancías, por lo que el desarrollo de la intermodalidad resulta un complemento necesario.

Debido al incremento del consumo, el transporte por canalizaciones (líneas eléctricas, oleoductos, canales y acueductos, gasoductos, etc.) es cada vez más necesario, ya que los centros de producción, almacenamiento y consumo no coinciden espacialmente y, por ello, son necesarias las redes de distribución.

Por lo que respecta a los sistemas de comunicaciones, éstos comprenden el conjunto de infoestructuras y de medios de comunicación que usamos para transmitir mensajes y códigos. Las primeras están formadas por los centros logísticos, desde donde se centraliza o gestiona la información (platós de televisión, oficinas de correos o imprentas); las redes de infoestructuras, a través de las cuales circulan los mensajes y códigos (Internet, cable de televisión); y los utensilios necesarios para realizar proceso comunicativo (cámaras de televisión, radios, micrófonos, etc.). Los segundos - los medios de comunicación- son los instrumentos a través de los cuales se lleva a cabo la comunicación. Pueden ser electrónicos como la televisión, la radio, el teléfono e Internet; o impresos: correos, libros, prensa y revistas.

Los sistemas de comunicación han experimentado, en los últimos veinte años, un asombroso progreso. A ello han contribuido los grandes avances de la electrónica, así como el incremento del alcance de las redes por las que circula la información, favorecido a su vez por el desarrollo de los satélites y de las estaciones de servicio de radiocomunicación. El uso que hacemos actualmente de los medios de comunicación es espectacular, sobre todo de los audiovisuales, y es previsible que aumente todavía más, dado el interés que despiertan en los sectores más jóvenes de la población. El consumo de productos audiovisuales también ha crecido enormemente gracias a Internet, a la mayor utilización del ordenador, y de los soportes (DVDs) que facilitan la reproducción de información. En contrapartida, están quedando relegados otros medios, más tradicionales, como es el cine. Este progreso de los medios audiovisuales no ha reducido el número de ejemplares editados en papel que, pese a formar parte también de la logística audiovisual (prensa o libros digitales), sin embargo han aumentado su producción.

Prácticamente todos los ciudadanos somos consumidores de medios de comunicación, por lo que el control de los mismos es una forma de influir en la opinión pública. Por otra parte, la vigilancia de determinados medios también está vinculada al espionaje, y a la inspección de la información que circula por las redes.

Tanto los transportes como las comunicaciones pueden generar problemas de tipo ambiental, cuestión que es importante tener en cuenta para reducir sus impactos negativos.

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