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De Iberia a España a través de los mapas es el título de la exposición que el Instituto Geográfico Nacional ofreció a sus visitantes entre el 26 de abril de 2018 y abril de 2019.
La exposición hace un recorrido por las diferentes representaciones cartográficas de España a lo largo de su historia. España ha ocupado siempre un lugar destacado en la geografía desde la antigüedad. La Península representaba el confín occidental del Mediterráneo y navegar más allá de las Columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar) suponía la inmersión en un océano inabarcable, desconocido y peligroso. La Iberia de los griegos era, pues, una tierra lejana y misteriosa.
En la Hispania romana, con sus tres provincias, Bética, Lusitania y Tarraconense, seguía situándose el extremo occidental de Europa, el cabo de Finis Terrae. Con la llegada de la cartografía científica de Claudio Ptolomeo en el siglo II, el límite occidental de la Ecúmene o mundo conocido se extiende hacia el Oeste, pero de nuevo a un territorio español: las islas Afortunadas (islas Canarias), una suerte de Paraíso Terrenal en Occidente
La Edad Media supuso una simplificación de la imagen del mundo, más interesante desde el punto de vista religioso que geográfico, con lo que España aumentó, si cabe, su relevancia geográfica gracias al apóstol Santiago. Con el desarrollo de la navegación y el comercio en el Mediterráneo aparecen las cartas náuticas a partir del siglo XIII y, con ellas, los primeros contornos precisos de las costas mediterráneas gracias, entre otras escuelas cartográficas, a la escuela mallorquina.
El Renacimiento rescató del olvido la Geographia de Ptolomeo y, sobre esa base cartográfica, diversas escuelas corrigieron sucesivamente la imagen del mapa de España. Entre los siglos XVI y XVII italianos, flamencos y holandeses principalmente, impulsaron el nacimiento de «la edad de oro de la cartografía».
En el siglo XVIII, con la Ilustración, se fundaron instituciones científicas para un conocimiento más preciso del territorio, como la Academia de Guardiamarinas de Cádiz de la que Vicente Tofiño, pionero en la medición de las costas con métodos astronómicos, fue director. Jorge Juan y Antonio de Ulloa formaron parte de la expedición para medir el arco de grado de meridiano, y Tomás López y Juan de la Cruz fueron enviados a París para formarse en el grabado y dibujo de mapas. La labor cartográfica de ambos supuso una importante contribución a la cartografía española. La exposición finaliza con el mapa de la división provincial de España de 1833, establecida con el entonces ministro de Fomento Javier de Burgos, unas décadas antes de la fundación del Instituto Geográfico Nacional
Los mapas expuestos que también forman parte de los fondos cartográficos del IGN se pueden encontrar para su visualización en el buscador del Catálogo de la Cartoteca, y también a través del código QR que aparece junto a cada mapa del catálogo de la exposición, o bien pinchando sobre el título o la imagen del mapa.
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