La Costa Cantábrica es alta y acantilada como corresponde a una región donde la erosión marina se impone sobre la sedimentación. A ello contribuye la energía de este mar, sometido a fuertes mareas y a un intenso oleaje, el predominio de rocas resistentes capaces de soportar pendientes importantes y el carácter reciente de los relieves cantábricos. Lo anterior ha hecho que, hasta una época reciente, el acceso al mar fuera incómodo en muchos lugares y que los asentamientos se concentraran en los mejores emplazamientos, coincidentes con los estuarios y rías, permaneciendo el resto de la costa relativamente vacío.
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