El relieve actual de España es el resultado de una historia geológica de millones de años. La Península Ibérica no ha estado siempre localizada en el área que hoy la observamos, ni tampoco ha tenido la misma forma, lo que se explica a través de la teoría de la tectónica de placas. Para recordar algunos aspectos de esta teoría puedes consultar el siguiente material: el esquema y la animación de la deriva de los continentes, la distribución de las placas litosféricas y el esquema de los tipos de márgenes entre placas. La localización actual de España, así como de muchas de las características de su relieve son fruto de la colisión entre la placa africana y la euroasiática.
En ella, se han combinado procesos orogénicos (principalmente la orogenia hercínica y la orogenia alpina) y la actividad de los procesos de erosión y sedimentación, por lo que es posible diferenciar en nuestro país distintas unidades geotectónicas. En España existen rocas prácticamente de todas las edades geológicas, desde el Precámbrico hasta el Cuaternario.
El relieve es el resultado de las interacciones entre procesos endógenos y exógenos. Los primeros están vinculados a la dinámica interna de la Tierra (un ejemplo muy gráfico son los relieves volcánicos), mientras que los segundos dependen de los agentes externos (agua, viento, etc.) y pueden dar lugar a diferentes geoformas. Por ello, se diferencia entre formas estructurales, cuya organización se encuentra controlada básicamente por la naturaleza y disposición de las rocas, y formas de modelado, cuyos caracteres derivan prioritariamente del contexto climático-hidrológico en que se han desarrollado.
Como resultado de todos esos procesos el relieve de España se caracteriza por su diversidad, tanto en su territorio peninsular e insular como en su área sumergida.
El relieve peninsular se caracteriza por los siguientes aspectos generales:
A todo ello se suma que España también cuenta con dos archipiélagos: Baleares y Canarias. Los archipiélagos presentan unos rasgos muy diferentes, tanto entre si, como entre las diversas islas que los componen. El origen del relieve del Archipiélago Balear está ligado a los movimientos que, a lo largo de las etapas geológicas, han afectado a la Península Ibérica, y comparte un origen común con las cordilleras alpinas del este peninsular. Por su parte, el relieve del Archipiélago Canario tiene una génesis volcánica.
Tradicionalmente, la actividad humana ha sabido adaptarse a las distintas posibilidades que cada tipo de relieve ofrecía. En la actualidad, el desarrollo tecnológico está modificando esta relación entre actividad humana y relieve, alterando, en ocasiones, negativamente la dinámica natural.
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