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España a través de los Mapas
El relieve de EspañaEl relieve de España

Mapa del relieve en España

El relieve actual de España es el resultado de una historia geológica de millones de años. La Península Ibérica no ha estado siempre localizada en el área que hoy la observamos, ni tampoco ha tenido la misma forma, lo que se explica a través de la teoría de la tectónica de placas. Para recordar algunos aspectos de esta teoría puedes consultar el siguiente material: el esquema y la animación de la deriva de los continentes, la distribución de las placas litosféricas y el esquema de los tipos de márgenes entre placas. La localización actual de España, así como de muchas de las características de su relieve son fruto de la colisión entre la placa africana y la euroasiática.

En ella, se han combinado procesos orogénicos (principalmente la orogenia hercínica y la orogenia alpina) y la actividad de los procesos de erosión y sedimentación, por lo que es posible diferenciar en nuestro país distintas unidades geotectónicas. En España existen rocas prácticamente de todas las edades geológicas, desde el Precámbrico hasta el Cuaternario.

El relieve es el resultado de las interacciones entre procesos endógenos y exógenos. Los primeros están vinculados a la dinámica interna de la Tierra (un ejemplo muy gráfico son los relieves volcánicos), mientras que los segundos dependen de los agentes externos (agua, viento, etc.) y pueden dar lugar a diferentes geoformas. Por ello, se diferencia entre formas estructurales, cuya organización se encuentra controlada básicamente por la naturaleza y disposición de las rocas, y formas de modelado, cuyos caracteres derivan prioritariamente del contexto climático-hidrológico en que se han desarrollado.

Como resultado de todos esos procesos el relieve de España se caracteriza por su diversidad, tanto en su territorio peninsular e insular como en su área sumergida.

El relieve peninsular se caracteriza por los siguientes aspectos generales:

  • La elevada altitud media, con un alto porcentaje de la superficie peninsular por encima de los 500 metros sobre el nivel del mar. La altitud media de nuestro territorio es de 660 metros, frente a los 340 m de Francia o los 297 m de media europea.
  • La forma maciza que es semejante a un cuadrilátero de lados casi iguales. Además, el perfil litoral de la Península Ibérica destaca por su linealidad aunque también existen costas recortadas.
  • La disposición de los sistemas montañosos, con una dirección general de oeste a este, excepto el Sistema Ibérico y las Cordilleras Costero Catalanas. Este hecho tienen gran influencia en el clima, pues establece unas barreras naturales a la penetración de las masas de aire húmedo procedentes del Atlántico.
  • La disposición interna del relieve español explica que su territorio sea tan compartimentado. El relieve peninsular se organiza en grandes unidades en torno a una altiplanicie interior, la Meseta, que está situada a más de 600 m sobre el nivel medio del mar. Ésta, a su vez, aparece dividida en dos submesetas por el Sistema Central: Submeseta Norte y Submeseta Sur. En conjunto, la Meseta ocupa una superficie que representa el 45% del total de España. En torno a ella se localizan los rebordes montañosos, las depresiones exteriores y las cordilleras exteriores. En los perfiles topográficos adjuntos podrás observar la distribución general de estas unidades de relieve.

A todo ello se suma que España también cuenta con dos archipiélagos: Baleares y Canarias. Los archipiélagos presentan unos rasgos muy diferentes, tanto entre si, como entre las diversas islas que los componen. El origen del relieve del Archipiélago Balear está ligado a los movimientos que, a lo largo de las etapas geológicas, han afectado a la Península Ibérica, y comparte un origen común con las cordilleras alpinas del este peninsular. Por su parte, el relieve del Archipiélago Canario tiene una génesis volcánica.

Tradicionalmente, la actividad humana ha sabido adaptarse a las distintas posibilidades que cada tipo de relieve ofrecía. En la actualidad, el desarrollo tecnológico está modificando esta relación entre actividad humana y relieve, alterando, en ocasiones, negativamente la dinámica natural.

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