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La rentabilidad de la agricultura no sólo está condicionada por el medio donde ésta se realiza, sino también por las inversiones en infraestructuras, productos químicos (abonos, pesticidas, etc.), maquinaria y comercialización. Aunque no es sólo una magnitud financiera sino un indicador del desarrollo local.

En las fotos seleccionadas se observan dos paisajes agrícolas. La primera corresponde al pueblo de Ademuz (que se sitúa al fondo de la imagen) en el alto Turia. Se trata de un paisaje donde predominan los cultivos de secano, con árboles frutales y cereales. La población, envejecida y cada vez con menos efectivos, depende de la compra de sus productos en los mercados urbanos, fundamentalmente de Valencia. No existe apenas innovación, ni tampoco se comercializan los productos agropecuarios aprovechando su calidad ecológica. En la segunda fotografía se muestran acequias cerca de La Albufera de Valencia, que permiten canalizar y controlar el uso del agua, recurso fundamental para el cultivo de arroz. Se trata de una agricultura intensiva, que produce elevados rendimientos.