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La llegada de los inmigrantes, si tenemos en cuenta sus países de origen, presenta una distribución heterogénea y, desde el punto de vista de las disparidades demográficas, tiene consecuencias de diferente signo. En el mapa se observan distintas pautas de localización espacial entre los colectivos de inmigrantes extranjeros, según procedan de países de la Unión Europea con alto poder adquisitivo (Alemania y Reino Unido) o con medio-bajo (Portugal, Rumanía y Bulgaria), de Iberoamérica o del Magreb.

Entre los procedentes de los países de la Unión Europea con mayor poder adquisitivo, predomina el colectivo de jubilados que desea residir en lugares con buenas condiciones climáticas: las islas Canarias y Baleares, y las provincias de Cádiz, Málaga y Alicante. Son personas que incrementan la demanda de viviendas y el gasto social sanitario, pues por su edad elevada necesitan cuidados y recursos del sistema sanitario español. Así, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana el porcentaje de personas extranjeras mayores de 65 años duplica a la media de España en 2006 (10,3% frente a 4,9%).

En contraste con lo anterior, los restantes colectivos se localizan prioritariamente en función del mercado laboral. La actividad agrícola, la construcción, y los servicios que requieren escasa cualificación, son los sectores donde se concentran el mayor número de inmigrantes procedentes de Europa del Este, Iberoámerica y el Magreb.