Los primeros espacios que se protegieron en España fueron catalogados como parques nacionales. A través de ellos se intentaba preservar la calidad paisajística de lugares muy simbólicos, y favorecer su disfrute público. La conservación, tal como se entiende en la actualidad, no fue una prioridad hasta muchos años después. El Parque Nacional de Covadonga, que posteriormente modificaría sus límites para transformarse en el de los Picos de Europa, reúne todas estas características: fue creado en 1918 para conmemorar el 1200 aniversario de la célebre batalla, y rápidamente se convirtió en un lugar muy frecuentado.
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