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A finales de la década de los setenta del siglo pasado, gran parte de los barrios y de las edificaciones que acogían a los grupos de menores ingresos estaban en condiciones muy precarias. Las razones de esta situación son claras: algunas barriadas procedían de la autoconstrucción, cuando se trataba de polígonos de viviendas en altura, se habían construido con excesiva rapidez y empleando malos materiales, muchos emplazamientos eran todavía periféricos o tenían problemas físicos; en general la urbanización era insuficiente y todos mostraban déficit de infraestructuras y equipamientos.

Con la llegada de la democracia a ayuntamientos y organismos estatales, las movilizaciones vecinales hicieron prioritario enfrentarse a la remodelación de numerosas barriadas en todas las ciudades españolas.

En la capital, la Operación de Remodelación de Barrios, iniciada en 1979, fue espectacular. Afectó a casi 800 hectáreas y a más de 38.000 viviendas. Se intervino en un total de 30 barrios, tanto de promoción pública como de autoconstrucción. En el proceso fue fundamental el papel de las asociaciones de vecinos, entonces muy potentes. En gran medida, el realojo en el mismo lugar, el diseño de algunos nuevos barrios y los singulares mecanismos de gestión, fueron resultados de este protagonismo.

En Vallecas, uno de los antiguos municipios anexionados a Madrid pocos años después de finalizada la guerra civil, donde era más considerable la presencia de infravivienda de todo tipo, la intervención ha cambiado sustancialmente incluso el plano urbano. No obstante, aún prosigue la tarea y quedan algunos núcleos por remodelar.