Las ciudades de la reconquista cristiana buscaron en su mayoría emplazamientos defensivos. Otras se desarrollaron en una loma, junto a un castillo, otras siguiendo caminos o entorno a conventos o iglesias.
Su callejero irregular, salvo algunas fundaciones aisladas, seguía las curvas de nivel y la salida hacia las puertas de las murallas. Pocos espacios interiores quedaban libres. El comercio se realizaba en calles junto a la iglesia o fuera de las villas.
La plaza mayor, elemento singular de las ciudades, surge unida al desarrollo del mercado y las ferias. Desde el siglo XII se ordena, en algunas ciudades, el espacio extramuros que albergará el mercado. Los edificios levantados en torno a estas explanadas debieron seguir rigurosas ordenanzas para facilitar esta actividad.
La Plaza Mayor de Medina del Campo se considera el modelo que se extenderá por toda España y América. Tras el incendio de 1520 se regularizan las alturas y los soportales que hoy la caracterizan.
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