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Vegetación potencialVegetación potencial

Vegetación potencial

La vegetación evoluciona constantemente de forma natural para acomodarse a los sucesivos cambios ambientales. Sin embargo, en la actualidad es la actividad humana la principal causante de las transformaciones de la cubierta vegetal. Como consecuencia de ella la superficie ocupada por bosques se ha reducido de forma importante, y la mayor parte del territorio está hoy ocupado por una cubierta vegetal muy alterada o artificial (como es el caso de los cultivos o de las áreas urbanas). Por eso, es interesante conocer la "vegetación potencial", es decir, la que podría encontrarse en el supuesto de no haberse producido transformaciones artificiales en el medio.

En este mapa se representan, de forma simplificada, los principales tipos de bosques y formaciones vegetales potenciales del territorio español.

España es uno de los países más ricos de Europa desde el punto de vista de la diversidad vegetal, al repartirse su territorio en tres regiones biogeográficas distintas en las que, además, existen importantes diferencias climáticas asociadas al relieve.

En la región Eurosiberiana la cubierta forestal estuvo dominada por los bosques caducifolios, principalmente, de robles y hayas. En la mediterránea, por bosques perennifolios donde predominaba la encina y, en algunos lugares, el pino carrasco. Sin embargo, dependiendo del clima y de los suelos, estas especies daban paso a otras como, por ejemplo, las sabinas o, en las zonas más áridas, a formaciones abiertas de especies herbáceas o matorral.

En las zonas de montaña aparece una vegetación adaptada al frío, así como a las duras condiciones ambientales que las caracterizan. En este caso la vegetación estaba dominada por pinares, abetales o, en las zonas más altas, plantas de pequeño porte formando grandes extensiones de praderas naturales.

Canarias, que pertenece a la región Macaronésica, presenta una extraordinaria diversidad de ambientes dependiendo de la altitud, de la orientación, de las condiciones climáticas, del suelo, y de la localización de cada isla. En las de mayor altitud se puede observar una secuencia, desde la costa hacia la cumbre, que va desde las comunidades vegetales adaptadas a condiciones subdesérticas, en las zonas más áridas; pasando por bosques perennifolios dominados por laureles en las zonas más húmedas; hasta llegar a los pinares e incluso a la vegetación de alta montaña.

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