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El petróleo y el gas son las principales energías consumidas en España, por ello es necesario garantizar su abastecimiento a todo el territorio nacional, mediante sistemas seguros y al mínimo coste posible. En este sentido, las redes de oleoductos y gasoductos se han convertido en las opciones más aceptables para el futuro.

El consumo de gas natural se ha incrementado de forma considerable desde 1975, fecha en la que el Estado elabora el primer plan para el trazado de la red de gasoductos. Frente al petróleo, con yacimientos cada vez más reducidos y localizados en muy pocos países, el gas, con una distribución mayor en el mundo, tiene además la ventaja de que sus emisiones como combustible son menos contaminantes.