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El acusado envejecimiento de la población activa agraria en España da como resultado una pirámide claramente invertida. El grupo más numeroso de titulares de explotación según el Censo Agrario de 1999 es el de mayores de 65 años, lo que significa que una parte muy relevante de la explotación agraria en nuestro país corre a cargo de jubilados. Por el contrario los grupos de población joven y madura apenas suman el 35% de empresarios agrarios, lo que supone un serio problema para el futuro de muchas explotaciones. Además en la pirámide puede comprobarse que, exceptuando el grupo de más de 65 años, casi el 50% de los titulares de explotación comparten su trabajo en la agricultura con otras actividades productivas.