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La presencia de la mujer en el mercado de trabajo ha estado tradicionalmente limitada hasta época reciente y, aún hoy, la proporción de mujeres con empleo -respecto al total de las que están en edad activa- sólo supone la mitad de la de los hombres.

Esa incorporación de la mujer al empleo remunerado resulta muy desigual según el tipo de actividades. En la actualidad, su presencia es muy escasa en el sector de la construcción, donde apenas cinco de cada cien trabajadores son mujeres, ocupadas sobre todo en tareas de oficina dentro de ese tipo de empresas. En la agricultura y la industria su importancia relativa aumenta hasta representar cerca de una cuarta parte del total de trabajadores. Pero, en cambio, dentro del sector de servicios las mujeres son mayoría, pues representan el 52,6 % de los puestos de trabajo ocupados.

Dicho de otro modo, de los 8 millones de mujeres que forman parte de la población ocupada, más de 6,8 millones lo están en actividades de servicios, lo que representa un 85 % del total. En cambio, en el caso de los hombres, de los 19,7 millones de ocupados, un total de 13 millones trabajan en los servicios, lo que equivale a dos tercios del total, mientras el tercio restante lo hace en otros sectores.

En resumen, las actividades de servicios son las que más empleos generan hoy, pero en el caso de las mujeres la probabilidad de trabajar en ellas resulta bastante superior a la de los hombres.