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El gráfico muestra la distribución según edad, sexo y dedicación de aquellas personas que declaran estar gestionando una explotación agraria. En él se observa un acusado envejecimiento de la población activa agraria, pues la pirámide aparece claramente invertida. El grupo más numeroso de titulares de explotación, según el Censo Agrario de 1999, es el de mayores de 65 años, lo que significa que una parte muy relevante de la explotación agraria en nuestro país corre a cargo de jubilados. Por el contrario, los grupos de población joven y madura apenas suman el 35% de los empresarios agrarios, lo que supone un serio problema para el futuro de muchas explotaciones. En la pirámide también puede comprobarse que, exceptuando el grupo de más de 65 años, casi el 50% de los titulares de explotación comparten su trabajo en la agricultura con otras actividades productivas. A todo ello se suma que las diferencias por sexo son significativas, pues la proporción de hombres titulares de una explotación es mayor que la de mujeres.