• Descargar / Imprimir

Tras las sucesivas ampliaciones de la Unión Europea en la última década, hasta alcanzar los 27 miembros actuales, han aumentado en importancia los procesos de deslocalización industrial. Consisten en el cierre de centros de trabajo pertenecientes a empresas multinacionales, localizadas hasta ahora en países de Europa Occidental, y su traslado hacia algunos de los nuevos países incorporados en estos últimos años. Resultan especialmente numerosos en algunas actividades industriales como la fabricación de vehículos, de material electrónico y electrodomésticos, de maquinaria, etc. El resultado es la pérdida de empleos industriales en las ciudades donde se localizaban antes esas empresas, la aparición de conflictos laborales y diversos problemas sociales derivados del desempleo.

Uno de los factores principales que explica esos traslados es el coste laboral por hora de trabajo en la industria o, lo que es lo mismo, el nivel de los salarios y de los impuestos que pagan las empresas por cada trabajador. Como refleja el gráfico, ese coste alcanzaba en 2005 los 30 euros en países como Bélgica, Dinamarca, Alemania o Francia, pero era inferior a 5 euros en algunos países del Este como Polonia, Eslovaquia, Estonia, Rumanía o Bulgaria, que cuentan además con trabajadores bastante cualificados.

España está en una posición intermedia por su nivel de salarios en la industria dentro de la Unión Europea. Pero si hasta hace una década resultaba una localización atractiva para empresas de otros países occidentales, con salarios más altos, ahora se encuentra con nuevos competidores. Para mantener su atractivo, necesita aumentar la productividad del trabajo y, para ello, las empresas tienen que aumentar sus inversiones en innovación.