Como es habitual en los ríos de montaña, el Segre presenta un máximo muy marcado al final de la primavera relacionado con la fusión de la nieve y otro secundario otoñal debido a la lluvia. Los valores mínimos se producen durante el invierno, época durante la cual la mayor parte de las precipitaciones de las zonas altas se producen en forma de nieve mientras que el mínimo estival se explica por la coincidencia de un aumento de las temperaturas, y por tanto de la evaporación, y de una disminución relativa de las precipitaciones.
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