El paisaje agrario del oeste de España (con continuidad en Portugal), sobre las penillanuras salmantina y zamorana, y en una parte importante de las tierras de Extremadura, se define por el protagonismo del espacio adehesado. La dehesa es una estructura vegetal propia de los climas mediterráneos que combina armónicamente pastos, cultivos herbáceos y arbolado (de encina, alcornoque, quejigo o rebollo, dependiendo de circunstancias bioclimáticas). Pero es también un tipo de propiedad y explotación de gran tamaño, cercada y latifundista, y un complejo sistema de explotación agrosilvopastoril de notables valores al mismo tiempo económicos, ecológicos, culturales y estéticos, como pone de manifiesto la presente imagen de las dehesas cercanas a Jerez de los Caballeros a fines de primavera.
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