El relieve volcánico es el resultado de los efectos contrapuestos de fenómenos particularmente rápidos de construcción y de destrucción. Los primeros consisten en la acumulación de rocas volcánicas a medida que se suceden las erupciones mientras que los segundos son efecto de la erosión. Por eso, y dependiendo de la antigüedad de los relieves y del carácter activo o no del volcanismo, la topografía aparece dominada por los conos, coladas u otras formas directamente asociadas a las erupciones o por otras resultantes del desmantelamiento de las primeras. Allí donde la actividad volcánica ha cesado y las rocas son resistentes, es frecuente que la erosión origine profundos barrancos y deje vigorosos relieves residuales en resalte como se puede observar en la fotografía correspondiente a la isla de Gran Canaria.
Volver