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Si consideramos las relaciones de poder, combinando criterios económicos, políticos y militares, el mapa del actual orden mundial está formado por un reducido número de potencias tradicionales (América del Norte, Europa y Japón), por otras emergentes que están en fase de desarrollo (entre las que destacan actualmente China e India), y por un extenso número de países subordinados a los anteriores. Por su parte, Rusia representa un caso particular ya que, tras el fin de la Guerra Fría y la desintegración de la Unión Soviética, experimenta una intensa crisis, aunque actualmente comienza a remontarla. Esto ha supuesto un cambio sustancial del orden mundial, pues de tener un carácter bipolar, donde dos grandes potencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) se disputaban la hegemonía mundial, hoy se debate entre la unipolaridad, que desearía Estados Unidos para convertirse en única potencia hegemónica; la multipolaridad, promovida por Francia, Rusia y China, para formar centros de poder que sirvan como contrapunto a Estados Unidos; y una tercera vía, la que pretende un mundo gobernado por normas de derecho e instituciones internacionales, donde una ONU reformada ejerciera un papel fundamental.