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España a través de los Mapas
España en el MundoEspaña en el Mundo

España en el Mundo

La península ibérica está situada en el extremo suroccidental del continente europeo: entre el océano Atlántico y el mar Meditérraneo, entre Europa y África, entre la zona templada del planeta y la subtropical. Desde el punto de vista natural, las condiciones ambientales derivadas de esa localización permiten que España cuente con una variada representación de los ecosistemas mundiales: bosques templados, mediterráneos, desiertos e, incluso, islas oceánicas subtropicales (Canarias). Esta localización también ha tenido su reflejo en la historia, pues en España se produce un mestizaje de culturas desde épocas remotas, donde es posible encontrar vestigios de diferentes tradiciones, unas procedentes del continente europeo, otras del Mediterráneo y, también, del norte de África.

Por su extensión, 504.645 km², España se halla en el puesto cincuenta y uno entre los países más extensos del mundo. Y aunque no se encuentra entre los más poblados del planeta, con sus 44.108.530 habitantes en 2006 (INE) ocupa el puesto veintinueve. Si observamos la densidad de la población (87,41 hab/km²) podemos considerar que se trata de un territorio relativamente poblado, aunque presenta notables diferencias entre unas regiones y otras.

España forma parte del reducido conjunto de países más ricos del mundo. Si bien por su renta per cápita está entre los treinta estados con mayor nivel de ingresos, si consideramos el "índice de desarrollo humano" (IDH) su posición lo sitúa, en 2004, en el puesto diecinueve. Eso significa que sus habitantes tienen, en promedio, unas condiciones de vida mucho más favorables que buena parte de los que forman la amplia lista de 177 estados con la que se ha elaborado ese índice.

La situación mundial se caracteriza por profundos desequilibrios económicos y sociales, a los que se suman los de carácter ambiental. Según señala el "Informe Planeta Vivo 2006" (WWF/ADENA), el consumo humano supera actualmente la capacidad del planeta para regenerar los recursos renovables. En el caso de los ecosistemas españoles, entre 1975 y 2003 se ha perdido el 4% de su capacidad ecológica (biocapacidad por persona); y en las tres últimas décadas la presión humana sobre los ecosistemas españoles creció un 97% (huella ecológica por persona). Si consideramos el contexto mundial, España se encuentra en el grupo de países con mayor déficit ecológico por persona, pues su consumo de recursos triplica la capacidad ecológica del país para renovarlos.

Tanto la problemática social, como la económica y ambiental, presentan un rasgo característico en el siglo XXI: la globalización, que puede tener algunas consecuencias positivas, pero también negativas. Ésta se caracteriza por una creciente interdependencia de las economías mundiales, donde unas ejercen el papel de potencias hegemónicas y otras ocupan posiciones subordinadas, incrementándose las desigualdades y el poder de los grupos empresariales. A ello se suma la mundialización de las formas de vida, donde la cultura urbana y la imitación los modos de vida de los países más desarrollados se están generalizando a escala planetaria.

En el otro lado de la balanza destaca la universalización, proceso que intenta promover un sistema de valores éticos, común para todos los estados, y basado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Otra iniciativa relativamente reciente, también propiciada por esta organización, es la Declaración del Milenio. De ella se derivan los denominados "Objetivos de Desarrollo del Milenio", que pretenden paliar las desigualdades económicas y sociales, así como dar una respuesta a los problemas ambientales.

El papel de España en el Mundo ha ido evolucionando a lo largo del siglo XX. Inicialmente aislada, durante la primera parte de la dictadura franquista, fue incorporándose a partir de los años cincuenta del pasado siglo en distintos Organismos Internacionales. A su vez, y por una combinación de razones históricas y estratégicas, ha mantenido vínculos más estrechos con algunas áreas preferentes: Europa, Iberoamérica y el Mediterráneo. Ya en los últimos años, comienza también a despertar su interés por incrementar las relaciones con el vecino continente africano.

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