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En el mapa adjunto resulta evidente la desigual distribución de la población en España. Existe un gran contraste entre el litoral y el interior pues, si exceptuamos a Madrid, las restantes provincias con mayor densidad se sitúan en la periferia peninsular y en las islas. Las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Málaga, Pontevedra y los dos archipiélagos son las que presentan mayores densidades.

El factor explicativo de este fenómeno es la distribución de las actividades económicas en España y el creciente proceso de urbanización, consecuencia de la mayor oferta de puestos de trabajo y viviendas en las ciudades, en su entorno y en los lugares con mayor dinamismo económico. El predominio de las actividades económicas del sector servicios (comercio, servicios públicos, privados y hostelería) se hace más patente en las zonas mediterráneas, lo que condiciona el aumento no sólo de la población sino de la edificación en el litoral. En los dos Archipiélagos la alta densidad de población se debe a la actividad turística y al mayor saldo vegetativo (sobre todo en Canarias).

En los últimos años, la creciente llegada de inmigrantes, procedentes del extranjero, ha acentuado las diferencias en la distribución de la población, ya que éstos se dirigen prioritariamente a las áreas más desarrolladas económicamente: Comunidades de Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía y Canarias.