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Gran parte de la agricultura de las regiones de Clima Mediterráneo depende del regadío que se convierte, de este modo, en la principal actividad demandante de agua en España. El presente mapa muestra la localización espacial de los regadíos existentes, en términos de superficies brutas.

Estas superficies de regadío generan una demanda hídrica estimada en unos 24.000 hm3/año, de los que más de la mitad corresponden a las grandes cuencas del Ebro, Duero y Guadalquivir. Una gran proporción del volumen de agua utilizado es "consumida" por la agricultura ya que ésta se infiltra en el suelo, es absorbida por las plantas o se evapora sin reincorporarse a la escorrentía.

La estacionalidad de la demanda de riegos puede llegar a ser muy acusada, coincidiendo las puntas con los períodos de menor disponibilidad natural de recursos hídricos. Por eso, los regadíos, con sus costosas infraestructuras de regulación y de distribución del agua, requieren grandes inversiones que deben acometerse con mucha antelación. Sin embargo, la previsión de las futuras demandas de regadío resulta muy compleja, ya que depende de diversos factores (desarrollo futuro de los regadíos, restricciones de la PAC, disponibilidades financieras, mercados agrícolas, garantía de recursos hídricos, impactos ambientales, precios del agua, etc.).

No obstante, en España la superficie de regadío ha aumentado ininterrumpidamente a lo largo de las últimas décadas, incrementando en la misma medida las demandas de agua.