En los ríos pluviales mediterráneos aparece siempre un mínimo muy marcado en verano, debido a la práctica desaparición de las lluvias en esta época. En el Ebro, que drena una cuenca muy amplia con ríos muy diversos, este mínimo se suaviza gracias a los aportes de los afluentes procedentes de la montaña.
Volver