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España a través de los Mapas
España en EuropaEspaña en Europa

España en Europa

El término Europa se ha utilizado tradicionalmente para denominar a un continente, pero en la actualidad designa una entidad bastante más compleja. En las últimas décadas se han sucedido un conjunto de acontecimientos que están transformando la idea de Europa, y se han materializado en la importancia creciente de un organismo supranacional: la Unión Europea (UE).

Desde el punto de vista estrictamente físico, España ocupa una situación periférica dentro del continente europeo y, además, algunos de sus territorios -como Ceuta y Melilla- se localizan en el continente africano, o son ultraperiféricos, como sucede con las Islas Canarias. Esta última circunstancia se produce también en otros países europeos, como Francia (DOM: Guadalupe, Martinica, Guayana y Reunión) y Portugal (Madeira y Azores).

España ha participado en la evolución histórica de Europa. A la Península Ibérica llegaron, a partir del primer milenio antes de Cristo, distintos pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo: fenicios, griegos y cartagineses, que crearon colonias en la costa. Posteriormente Hispania formó parte del conjunto de provincias del Imperio Romano, luego llegaron los pueblos germanos y, tras ellos, gran parte de la Península se integró en el mundo musulmán. Ya en los siglos XVI y XVII la monarquía española reinó sobre muchos territorios europeos, y desplegó su hegemonia hasta el siglo XIX formando parte de las potencias que colonizaron el mundo. Durante la primera mitad del siglo XX España fue perdiendo importancia en el ámbito internacional y europeo: no participó directamente en las dos guerras mundiales, y durante la primera etapa de la dictadura franquista sufrió un aislamiento internacional. Aunque su posterior alianza con EEUU durante la Guerra Fría le abrió las puertas de los organismos internacionales, no sucedió lo mismo con su integración en la Comunidad Económica Europea. Ésta no se produciría hasta la instauración en España de un régimen democrático.

La idea de crear en Europa una asociación de estados surge después de la Segunda Guerra Mundial. Aunque fue concebida inicialmente como una unión con objetivos estrictamente económicos, éstos se han ido ampliando en las décadas posteriores, sobre todo a partir de la caída del Muro de Berlín y de la globalización. Muestra de ello es la propia evolución de la UE, su funcionamiento institucional y las actuales políticas comunitarias.

El actual mapa de Europa es el resultado de diversos procesos, entre los que destacan los siguientes: la creación y transformación de la UE; la desintegración de la antigua Unión Soviética y de su área de influencia; y la modificación de las fronteras de algunos estados, unas veces de forma pacífica pero otras violenta (Guerra de Yugoslavia).

España, tras un largo proceso, entró en la Comunidad Económica Europea en 1986, justo cuando se estaba profundizando en la idea de una Europa más común a todos los niveles. Las consecuencias de la integración, a pesar de las dificultades iniciales, han sido bastante positivas en todos los sectores, aunque España está todavía lejos de alcanzar los niveles económicos de los estados más desarrollados de la UE.

La actual UE se localiza en un ámbito donde la ocupación del territorio ha sido antigua e intensa, los procesos de urbanización generalizados, y el desarrollo económico y los índices de bienestar son altos. Sin embargo, existen profundas diferencias en su seno, resultado de la fragmentación territorial y política, y de los contrastes económicos, sociales y culturales. Estos aspectos se reflejan en el análisis de diferentes indicadores socieconómicos (población y superficie, densidad, PIB y tasas de actividad y paro) e informes ambientales (Informe Planeta Vivo 2006). Para disminuir esas desigualdades, la UE ha desarrollado una política regional con unos objetivos y unos instrumentos financieros que intentan compensar esas diferencias. Precisamente España es uno de los estados que ha recibido más ayudas procedentes de los fondos estructurales de la Unión, incluyendo también la política de la UE para las regiones ulltraperiféricas (Canarias, DOM, Azores y Madeira). Esta situación se está modificando por la adhesión de nuevos estados con un desarrollo menor, por lo que tendremos que adaptarnos a la nueva realidad europea y valorar sus consecuencias.

En definitiva, si bien en el pasado el papel de España en Europa estuvo relacionado fundamentalmente con su localización geográfica y evolución histórica, en la actualidad éste pivota en torno a la idea de una Unión Europea que intenta ir más allá de la simple colaboración económica.

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